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sábado, 11 de febrero de 2012

Tiempo

Me levanto de madrugada, la leve bruma se expande a ras del suelo, el sol apenas a aparecido por el horizonte. Camino hacia el calendario, tacho un día, y un número más añado a la lista. Un mes ha pasado, un mes...comienzo a recordar. A los minutos descubro que mis mejillas se ven recorridas por lágrimas, y a pesar de eso, sonrío.
Paso ocho horas sentada en una silla. oyendo lo que dicen profesores, amigos y compañeros. Oyendo sin escuchar realmente nada.
Vuelvo a casa, el sol ya se ha ocultado, me tumbo sobre la cama y repaso todo lo que ha sucedido en el día. Y como cada tarde a las siete, me doy cuenta de que nada nuevo se ha añadido, que todo permanece igual, igual de aburrido, igual de monótono, sin sentido.
Me estoy desesperando, el tiempo pasa, y nada nuevo a pasado. Ojalá pudiera volver atrás en el tiempo y cambiar aquello que ahora me destruye y que me mata por dentro.
Suena un reloj, las doce, medianoche. En medio del silencio, escucho el sonido de un reloj. Me extraño, no tengo relojes, odio el sonido del paso del tiempo. Me aleja cada vez más de mis recuerdos. Pero me llama, la voz es lejana, sin embargo, sé que es real. Me acerco caminando, estoy frente al espejo. Le veo, no me siento extrañada, y eso es lo más extraño. Mucho más que el hecho de encontrarme frente a un ser sin rostro, como si fuera humo, como si se fuera a escapar...
-Por favor, por favor -estoy llorando simplemente frente al espejo-. Ya no puedo hacer nada, ya ha pasado un mes. Ha transcurrido demasiado tiempo, déjame volver, disfrutar una vez más, déjame cambiarlo.
El tiempo, parece sonreir, a pesar de no tener sonrisa ni rostro, sé que así es. Se burla de mi, desaparece, se fue.
Los días pasan, todo me da igual, si insisto e insisto...algún día el tiempo cederá...
Un día, a medio día me doy cuenta de algo, si el tiempo no me deja volver al pasado, tal vez si pueda prestrarme un pedazo de su rostro, tan frío y tan difícil de recordar. Para así poder olvidar mis recuerdos.
Medianoche, son las doce.
-Por favor, por favor. Déjame un poco de tu rostro, pues si no puedes llevarme al pasado, permíteme al menos olvidarlo todo.
Vuelve a sonreir.
Los meses pasan, los años tembién. Nunca he dejado de recordar, pues al intentar olvidar lo vuelvo a rememorar. Me duele la cabeza, me desespero, me está matando, me muero por dentro.
Una noche caigo en la cuenta de algo, es casi medianoche. Esta noche no quiero volver al pasado, no quiero olvidar. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Mi obsesión me ha destruido, he estado ausente, sin vivir realmente. Pensando a cada instante que algún día el tiempo cederá.
El tiempo no hace amigos, es distante, y carece de compasión. Se ha reído, a jugado conmigo.
He deseado tanto volver atrás por cambiar ese momento, me odio. Por no haberlo hecho cuando pude, y ahora por no haber aprendido la lección.
Me encuentro corriendo sin descanso, corriendo contra el tiempo. Él es más veloz. Aparece frente a mí, en el reflejo plateado del lago. Entonces palabras que son navajas se clavan en mi cabeza, ellas revelan la realidad.
-Lo has perdido todo -dicen-. No te queda nada, te has perdido en los recuerdos, te has consumido...
-Por favor, por favor -suplico por última vez-.Ya no deseo volver, ya no quiero olvidar. Si me dejas un pequeño trozo de tu capa, tal vez tenga más tiempo. Quiero vivir.
Su rostro se muestra, es horrible, es espantoso. Me veo, me reflejo en las aguas del lago, como en un espejo.
-Si te dejara mi capa, si tuvieras más tiempo sería peor, pues solo me suplicarías que te dejara volver a este instante, para matarte de una vez. Pues has aprendido a vivir de este modo, a vivir podrida y muerta por dentro. Tú creas el tiempo, tú me das la forma. Estas loca.

Pues así es, el tiempo es aquél que es capaz de enloquecer al más cuerdo, y de hacer madurar a áquel que parecía no tener futuro. Intenta olvidar y recordarás, intenta recordar y lo perderás.Vive el momento, olvida el pasado, ignora el futuro, pues él ya vendra.
Medianoche, las doce son. El tiempo ha muerto, se ha detenido en la eternidad. Le sigo, vacía, como él me encuentro, como el soy. Muerta estoy.

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